dilluns, 19 de març del 2018

LAS PENSIONES, UN DEBATE DE CALADO

LAS PENSIONES, UN DEBATE DE CALADO

Estamos asistiendo a un proceso de movilizaciones muy importantes en defensa de las pensiones, mejor dicho, en defensa del sistema público de pensiones. En torno a ello escuchamos multitud de opiniones, muchas de ellas acertadas, pero otras fuera de lugar o directamente demagógicas. Enumeraré algunas:

- Como dice mi compañero y amigo Héctor Maravall, con el cual he tenido el honor y el placer de trabajar, no se puede hablar de las pensiones como un todo homogéneo, pues las hay con distinta función protectora. Además, éstas responden a la vida laboral que hemos traazado. Por tanto, el problema central del sistema de pensiones es el del mercado laboral. Con una vida laboral corta, precaria o con bajos salarios no podemos esperar buenas pensiones. El problema por tanto, reside en el modelo productivo español: en un país donde lo básico son los bares, las peluquerías, gimnasios, servicios con poquísimo valos añadido, con este modelo no podemos aspirar a un país con elementos de desarrollo importantes. La batalla central está en cambiar el modelo productivo español, con una presencia importante de la industria, desde la básica a la de mayor nivel tecnológico, y además EMPEZAR A DISCUTIR SOBRE LA BRECHA DIGITAL Y DEL CONOCIMIENTO en España, mucho más relevante incluso (me ganaré por ello alguna enemistad) que la brecha de género, porque ésta ha ganado el debate social, mientras que la primera no nos la estamos planteando.

- Aparatar a los sindicatos del debate, de las movilizaciones y de las soluciones, no sólo es un error. Es una traición democrática de primer orden, porque negar a las organizaciones este espacio vulnera no sólo las leyes (entre ellas la Constitución Española), sino también las lógicas. ¿O es que alguien puede negar el peso del movimiento sindical a la hora la la creación, consolidación y desarrollo del sistema de protección social? Otra cosa es que los sindicatos hayan sabido transmitir bien el debate, o que éste se haya reproducido con fidelidad en los medios de comunicación. De lo que no hay ninguna duda es del papel decisivo de los mismos en la creación y mejora de muchas de las actuales prestaciones, además del llamado fondo de reserva que el Partido Popular ha dilapidado por las presiones del déficit, que pasó de ser privado a público, en una extraña socialización de pérdidas.

- Las pensiones deben servir para que los que las disfrutan tengan una vida digna, no es la finalidad del sistema público de pensiones el rescate de las familias, aunque muchos mayores con extrema generosidad han utilizado su pensión para mantener a los hijos y nietos, por la gravedad y consecuencias de la crisis. Volvemos a la macroeconomía por tanto, con la selva de contratos temporales, el único "seguro" que hay es la pensión de los abuelos. Ya me contarán qué proyecto vital se puede construir así.

- Una cuestión de la que nadie habla: el enorme gasto que supone la vivienda para cualquier familia. Hipotecas y alquileres inmorales se llevan la mayor parte de los ingresos familiares. Desde la Ley Boyer (que a mi juicio se debería derogar), el gasto en vivienda ha aumentado de manera exponecial, y ésta es la espada de Damocles de las economías familiares.

Podíamos seguir, pero las soluciones no son únicas: Les apunto algunas.

Debe haber una reforma fiscal que permita obtener ingresos al Estado y terminar con estas amnistías y con la cultura del no-pagar, debe producirse una modificación en profundidad de la Ley de Alquileres (ahora mismo no sé su denominación pero ya nos entendemos), debemos cambiar el modelo productivo de este país y debemos reordenar nuestras prestaciones intentando que sean lo más homogéneas posible.

Porque una cosa es el voluntarismo, otra muy diferente tener proyecto,

JORDI RIBÓ FLOS

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