dijous, 10 de maig del 2018

UNA CALLE PARA MARCELINO CAMACHO

UNA CALLE PARA MARCELINO CAMACHO

Mañana, en Madrid, se honra al que fuera Secretario General de CCOO con el nombre de un Paseo, al cual se le llamará Paseo de Marcelino Camacho. Es un honor bien merecido para el que fue en su día uno de los máximos dirigentes obreros, sólo en España, en Europa y el mundo. Marcelino además, recoge en su dilatada trayectoria toda la experiencia de resistencia antifranquista, desde la más negra clandestinidad, pasando por la conquista de lo que él llamaba "espacios de libertad". Marcelino además rompió con tabús en el seno de su propia organización. Preconizaba que un dirigente obrero no puede moverse en clandestinidad y anonimato, debía ser conocido y reconocido por su entorno más próximo, compañeros y compañeras de trabajo, vecinos y vecinas del barrio...intentó preservar la autonomía de la organización ante los partidos políticos, comenzando por el suyo propio. Esto le costó no pocos sinsabores y algún disgusto. Tuvo aciertos y errores, comos todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida sindical y política, pero él jamás se avergonzó ni de sus orígenes ni de su ideología, es más, supo transmitir valores como el de la austeridad y sencillez, la firmeza en sus convicciones, la valentía de sus actuaciones, la prudencia de no despegarse jamás de los trabajadores, la solidaridad y el compromiso con su clase.

Marcelino nos visitó dos veces en la empresa donde yo trabajaba, Tagra, una fábrica del metal de Badalona. Uno de mis compañeros más cercanos, Toni, al cabo del día me hizo el siguiente comentario: "hoy nos ha visitado la historia de España y hemos recibido una clase que no se da en las Universidades". Yo le repliqué al más puro estilo leninista: "En las Universidades se aprende mucho, pero más se aprende en un día de huelga". Ambos decíamos lo mismo: recibimos una lección por parte de un obrero metalúrgico, como recibíamos casi cada día, antes de entrar a trabajar por parte de Manuel Sousa, nuestro compañero y maestro en Tagra. Sí, cada día nos encontrábamos veinte minutos antes de comenzar para comentar las cosas del trabajo y las noticias, salvo los lunes, día en que hablábamos de fútbol. Pero me estoy desviando...

Marcelino encarna todas las virtudes de los y las sindicalistas: dedicación, sacrificio, compañerismo, y todas las características de principios de la clase obrera: solidaridad, compromiso, fidelidad a la clase y desinterés, a las que debemos añadir espíritu organizativo y praxis acorde con nuestro discurso: aquello que nos decía también Jordi Miralles: ·Vive como piensas o terminarás pensando cómo vives".

Es por ello que si se dedica una calle a Marcelino, no se la dedica a él sólo; se está reconociendo a miles de mujeres y hombres que contribuyeron, desde la resistencia antifranquista, a poner en pie el movimiento obrero y sindical en toda la geografía española y en toodos los sectores de la producción y servicios: Una calle para Marcelino lo es también para Cipriano García, para Manuel Nevado, para Guillermo Ballina o también para Josefina Samper.

Yo no podré estar mañana en Madrid, pero que nadie dude que mi mente mañana estará allí, para enaltecer a Marcelino y a los suyos-míos de CCOO, y para arrojar a la basura la placa del fascista Muñoz Grandes. Gracias Marcelino, hasta siempre y viva la lucha de la clase obrera.

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