Nota previa: escribo este artículo en castellano porque sé que algunos lectores no pueden traducir bien el catalán. Un servidor, como no le tiene odio a ninguna lengua como tal, no tiene ningún problema en expresarse en castellano, como lo haría en francés, inglés, ruso o chino (si los conociera). ahí va pués esta reflexión.
Hace unos meses, estuve traduciendo al castellano una de las biografías de Georges Séguy, el sindicalista quizás más influyente de Francia y uno de los más influyentes en Europa durante el pasado siglo. Séguy fue sin duda uno de los protagonistas de las movilizaciones en Francia en Mayo del 68 con su sindicato, la CGT.
Las huelgas que comenzaron a desarrollarse en Francia a principios de Mayo de 1968 eran debidas a la situación económica que, por aquellos tiempos era muy difícil: salarios insuficientes, jornadas larguísimas de trabajo, ausencia de negociación colectiva en multitud de sectores....se sentía un retroceso en las condiciones laborales frente a las grandes tasas de beneficio de los patronos y de las empresas. Las huelgas se extendieron como una mancha de aceite, dirigidas por los sindicatos de manera unitaria y con un grado de organización muy grande. Los comités sindicales de ferroviarios aseguraban y autoregulaban las comunicaciones, los sindicatos de prensa contrarrestaban las informaciones de los diarios, hasta la ORTF (radio y tv pública) permaneció fiel a la objetividad. Justo entonces, comenzaron a aparecer fenómenos de violencia hasta la noche del 12 de Mayo, en la que ardió Paris desde la estación de Lyon hasta el Barrio Latino, en un fenómeno de extrema violencia. Ardieron automóviles y barricadas y la policía, los temidos CRS cargaron con una violencia inusitada contra los estudiantes cerca de la Sorbona, donde hubo que lamentar muchísimos heridos y hasta alguna víctima mortal. La espiral de violencia intento alcanzar también a la clase obrera de la región parisina, que supo no entrar en ninguna provocación y que deslindó sus reivindicaciones de aquellos temas que le eran ajenos.
De todo aquello, lo que sí que se ha mantenido intacto casi hasta nuestros días, si Emmanuel Macron no lo estropea fueron las conquistas obreras: un aumento de entre el 35% y el 55% del Salario Mínimo (SMIC), aumentos significativos en los distintos sectores, el reconociento del poder de negociación de las organizaciones sindicales y la jornada de 40 horas, junto a otros temas. Sin embargo, en lo político se produjo un gran retroceso. Hasta Junio del 68, la mayoría de derechas era de un solo diputado. El General De Gaulle, Presidente de la República, después de coquetear con las tropas francesas estacionadas en Alemania, tuvo una intervención durísima contra los participantes en la huelga, acusándolos de quemar Francia y presentándose como el salvador de la V República, utilizando su aureola de militar victorioso contra la ocupación alemana. Convocó elecciones a la Asamblea Nacional y el resultado fue espectacular: avance sin precendentes del RPR gaullista y pérdida de cerca de la mitad de los escaños de la izquierda, que afectó a la SFIO (futuro PS), al PCF y al PSU (Socialistas de izquierda que acabaron en el PS después del Congreso de Épinay. Pompidou fue nombrado Primer Ministro.
En Catalunya acabamos de pasar, no por ninguna huelga general, ni de un dia ni de unas horas. La movilización en los centros de trabajo ha sido anecdótica, pero si que hemos pasado una semana de disturbios, que en principio eran manifestaciones pacíficas, aunque con un voltaje altísimo, producto de la sentencia del llamado Procés, Estas manifestaciones han sido muy numerosas, pero, como algunos de los mismos manifestantes decían "Se acabaron las sonrisas". Esto hizo que la tensión, desde el mismo lunes se elevase hasta tal punto que comenzaron a aparecer los contenedores incendiados,los destrozos en el mobiliario urbano, los enfrentamientos con los Mossos y la Policía. A fecha de hoy tenemos unos 600 heridos, dos de los cuales en situación crítica (una joven y un policía). Los gritos de "no es violencia, es autodefensa" eran lo que predominaba en estas largas noches de fuego, pedradas, humo, foams y balas de goma, helicópteros. No voy a describir más cosas, pero sí hablaré de encuestas: el PSOE se mantiene a duras penas con 125 diputados, el PP se reorganiza y puede llegar a 100 diputados, y lo más preocupante, Vox, el partido franquista heredero de la Dictadura se puede encontrar con un aumento espectacular. Ése y no otro es el resultado que nos podemos encontrar el 10 de Noviembre: una vuelta de las derechas más a la derecha.
Ante esta lección de la historia, ¿qué se puede hacer?
Un servidor, con muy poca fortuna, clamó por la desconvocatoria de todo el mismo martes, ante el aluvión de despropósitos y de violencia ejercida. La cosa ha ido en aumento justo hasta ayer, cuando unas gentes se han interpuesto entre la parte más violenta de las concentraciones y la policía. Encomiable esfuerzo, pero llegó tarde. Ahora lo que se necesita es templar gaitas, es decir, huir del catastrofismo, conocer que no hay una solución judicial al conflicto, entre otras cosas porque la legislación actual estaba preparada para hacer frente a ETA. Ahora ETA, afortunadamente no existe, lo que corresponde por tanto es actualizar nuestra legalidad. En la mesa de negociación que hay que abrir debe estar, en mi opinión que comparto a la del President José Montilla también la sentencia, además del marco legal actual, la recuperación del Estatut reformado, las inversiones que se contemplaban en los Presupuestos del Estado que tumbaron los independentistas junto a la derecha, el respeto a la ley por parte de todos y la anulación del pleno del 6 y 7 de Septiembre de 2017 del Parlament de Catalunya. Seguramente hay más temas, lo urgente es que cese este espectáculo de "a ver quien llama a quien".
Si no actúa la política, volverá a actuar la judicatura. Si no se empieza el diálogo, lo que habrá es confrontación, y ríanse Uds. de lo que ha sucedido. Imagínense Interior en manos de Abascal y la Seguridad Social en manos de Espinosa de los Monteros, Defensa en manos de Ortega Smith y los de la corrupción de la Comunidad Autónoma Madrileña con todo lo demás.
Por cierto, lamento mcho que los medios de comunicación, especialmente las privadas, pero también algunas públicas, hayan jugado a la retransmisión de "Carrusel Deportivo", poniendo además en peligro la integridad de los profesionales que mandaban a cubrir las manifestaciones. Los medios de comunicación están para informar, no para deformar, tanto en una dirección como en otra.
Barcelona, 21 de Octubre de 2019