dijous, 18 d’octubre del 2018

ESCUCHEN AL MAESTRO (DE VEZ EN CUANDO)


Escribe hoy muy acertadamente en su blog D. José Luis López Bulla, eximio prócer del probretariado, tal y como él se define a veces: "Los muertos los ponen los de siempre" (lo de eximio y prócer es añadido del autor). Se lo susurra a Agustí Colominas, un historiador burgués. Es lo menos que se le puede decir al tal Colominas, historiador que no le llega ni a la suela de los zapatos al recientemente fallecido Josep Fontana. Éste también habló de muertos, pero en un contexto, tono y timbre (también de voz) diferentes. Es la diferencia entre un historiador para las gentes del pueblo y otro para los amantes de la humedad, el polvo y la polilla.

Viene muy a cuento la expresión de D. Pepe Luis en un día como hoy, en el que se conmemora el aniversario del asesinato a manos de los grises de Antonio Ruiz Villalba, obrero de la SEAT allá por 1971. Sucede un fenómeno que ya señaló con sorna nuestro Georges Séguy al regreso de su encierro en Mauthausen: Nos cuenta este otro sindicalista "pata negra", que a su regreso a Toulouse, se encontró con que todo el mundo había sido de la Resistencia o como mínimo había hecho "sus pinitos" en alguna misión. Dice: "Si todos los que afirmaron ser de la Resistencia lo hubiesen sido, probablemente hubiésemos liberado antes Francia".

Ahora, o todos han estado militando en el antifranquismo (los mayores de 60 años) o ponen a revisión el período de la Transición, sin tener en cuenta ni los contextos ni las correlaciones de fuerzas. Todo muy científico, como pueden los lectores comprobar. A veces yo también me cuestiono esto:  ¿Tanta gente militaba en el antifranquismo? Éramos tantos en CCOO, en el movimiento estudiantil, en el partido? Éramos bastantes, desde luego, pero si hubiésemos sido tantos, probablemente las cosas hubiesen marchado de forma distinta.

Probablemente el Sr. Colominas eso no lo tenga en cuenta. Desde luego, no lo ignora pero claro, no eran "los suyos" y ya se sabe, los obreros después de trabajar suelen (solemos) oler a sudor y por ello tenemos menos parte de razón, según los razonamientos de tan preclaros e insignes intelectuales. Cuando uno se mezcla con la chusma, acaba oliendo como ella.

Lo cierto es que los compañeros y compañeras que hoy asisten a estas horas al acto convocado en el párking de la SEAT de Zona Franca, donde cayó mortalmente herido Antonio Ruiz Villalba son sus antiguos compañeros en primer lugar, las personas del Memorial Democràtic de la SEAT con nuestro Carlos Vallejo al frente, represaliado por aquellos hechos, preso político y exiliado, pero de verdad, sin palacetes ni nada que se le parezca y compañeros y compañeras que piensan, creen y practican la memoria histórica antifranquista y están vinculados, cada uno como quiere y puede con las luchas actuales, en defensa de los derechos laborales y sociales.

Además se inaugurará la "Plaça del Moviment Obrer ", y hombre, para uno que ha sido responsable de movimiento obrero de un partido comunista (como fue mi caso), eso no deja de ser un reconocimiento no sólo a las personas sino a la clase obrera organizada, que es muy importante en estos tiempos que corren.

En definitiva, y volviendo a D. Pepe Luis, "los muertos los pusimos los trabajadores, en Catalunya y en el resto de España, las tortas las recibimos nosotros (no únicamente pero si mayoritariamente) y las listas negras (si alguien me pregunta qué es eso, me va a oir) se daban en las empresas y afectaban a los militantes de CCOO fundamentalmente". Eso lo digo yo para completar y compartir el certero análisis lopezbullista. Ya sabe el maestro que, hasta en los momentos de mayor sintonía, siempre le he estado corrigiendo y remachando.

Los hecho son muy tozudos, la historia la escriben las gentes, no las élites ni sus lacayos, los hechos fueron unos, las conclusiones respondieron a la correlación de fuerzas, y yo que soy crítico con el proceso de la Transición, no aceptaré que la clase obrera fuera derrotada, porque no es verdad. Otra cosa es que saliese vencedora y hegemónica (es lo que hubiésemos querido entonces), cosa que no sucedió.

Finalizo estas líneas con un recuerdo emocionado para nuestro Francesc Roura, militante de CCOO del Maresme, que durante estos últimos años ha librado una batalla durísima contra el cáncer, que se lo ha llevado pero no lo ha derrotado, desde luego. Francesc, fins la victoria sempre.

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